Logística de última milla: 4 estrategias para más sostenibilidad en el sector alimentario

La digitalización ha cambiado de manera profunda el comercio de productos de primera necesidad. Esta transformación avanza rápidamente también en el comercio alimentario y ha llevado a la creación de nuevos modelos de negocio, la modificación de los modelos ya existentes y a altos índices de crecimiento del sector e-commerce. Asimismo, el comportamiento del consumidor ha cambiado. El consumidor desea:

• elegir entre varios canales de distribución
• recoger su mercancía directamente en la filial o, según la situación,
• recibirla vía entrega a domicilio.

Precisamente esta última etapa, hasta las manos del consumidor, es la parte crítica. Como en el mundo del deporte, la última etapa suele ser la más exigente. En la logística, se requiere una planificación perfecta y la mayor flexibilidad posible en la última milla para poder triunfar en la recta final.

La última milla (en inglés: last mile) se refiere a la última parte del trayecto que recorre la mercancía a ser entregada al consumidor. Es el último eslabón de la cadena de valor o de suministro y tiene una importancia enorme

Las entregas de última milla provocan un alto nivel de contaminación por CO₂. Según un estudio del Foro Económico Mundial, el número de vehículos de distribución podría aumentar en un 36 % hasta 2023, si no se toman las medidas adecuadas. El estudio pronostica que en las 100 ciudades más grandes del mundo las emisiones y las congestiones de tráfico aumentarán en un 30 %, dado que la demanda y la tendencia hacia las entregas más rápidas, más flexibles y, sobre todo, cada vez más pequeñas siguen creciendo. Esto exige más reglamentos en el ámbito urbano, por ejemplo, en forma de prohibiciones de circulación, para reducir las emisiones de CO₂. Es necesario ofrecer y facilitar soluciones logísticas que compartan los objetivos de desarrollo urbano.

Por otro lado, las estrategias y leyes en pos de los objetivos climáticos constituyen un marco definido que debe considerarse. Un ejemplo de ello es la Directiva UE sobre las obligaciones de sostenibilidad empresarial.

Al fin y al cabo, tendrán éxito aquellos proveedores que se adapten al cambio tecnológico y que, al mismo tiempo, introduzcan y tomen en cuenta los aspectos sostenibles. (Die letzte Meile – Königsdisziplin der Logistik [La última milla – Disciplina por excelencia de la logística] | SpringerLink). Según una encuesta de Otto Group, el 41 % de los consumidores aceptaría gastos adicionales para una entrega libre de emisiones. (Die Letzte Meile: City Logistik der Zukunft [La última milla: logística urbana del futuro] (emobilitaet.business)) . Eso demuestra que el tema de la sostenibilidad ya ha llegado al sector e-commerce.

¿Qué puede hacer para estructurar su logística de última milla de una manera más sostenible? Le presentamos 4 estrategias:

Los Micro Fulfillment Center (MFC) son pequeñas soluciones automatizadas para el comercio en línea de alimentos aptos especialmente para la zona urbana. Gracias a la proximidad al cliente, los MFC acortan enormemente las rutas de suministro y facilitan una entrega flexible con distintas opciones en la última milla. Aunque la entrega se realiza con vehículos de motor corrientes, el micro fulfillment es una buena posibilidad de reducir el volumen de tráfico urbano y la emisión de CO₂. La solución de automatización está directamente acoplada a un supermercado y utiliza la infraestructura existente. Un MFC también puede ser operado como tienda oscura para abastecer las filias cercanas en los centros urbanos.

Los MFC no solo favorecen a los operadores. Los consumidores también se benefician del alto grado de flexibilidad en la última milla. Dependiendo de qué solución de última milla sea la más conveniente, se puede elegir entre la recogida en tienda y la recogida en taquillas u optar por la entrega a domicilio. Un día será más cómodo, de camino a casa, recoger los alimentos directamente en el supermercado. Otro día, la entrega a domicilio en una ventana de tiempo exactamente definida será la solución óptima de última milla. Una ventana de entrega seleccionable reduce la probabilidad de entregas fallidas que deben evitarse, pues un segundo intento de entrega implica una contaminación por CO₂ de entre 7 y 75 % según la distancia. Otra alternativa es prolongar las horas de entrega, por ejemplo, hasta la tarde o fuera de las horas punta. La meta es agrupar los recorridos de entrega de tal manera que sean lo más eficiente posible. Así también, otras posibilidades de entrega de impacto mínimo sobre el clima son preferibles como la bicicleta de carga o los vehículos eléctricos.

Un elemento importante para más sostenibilidad en la última milla son las herramientas para optimizar las rutas de entrega. Estas definen el recorrido óptimo y más sostenible hacia el consumidor, adaptando por ejemplo el itinerario de las rutas de manera flexible y bajo consideración del tráfico actual para optimizar la emisión de CO₂. También aquí se debe conceder cada vez más al consumidor un papel central en el proceso de entrega. Por ejemplo, cambiar la ventana o la dirección de entrega son pasos simples que ayudan a reducir las entregas fallidas que, a su vez, aumentarían la contaminación por CO₂ de manera significante. El seguimiento en vivo es otro accesorio que permite al cliente saber en cada momento dónde se encuentran sus mercancías.

Los procesos en el almacén también juegan un papel relevante en relación con posibles devoluciones y la satisfacción de los clientes. Las tecnologías y el método de trabajo contribuyen esencialmente al llenado de bolsas con los alimentos realmente ordenados. Solo si los empleados en el centro de fulfillment reciben instrucciones exactas de los sistemas, pueden saber en qué bolsa deben poner un producto determinado.

Y no basta con poner los productos correctos en la bolsa, los productos también deben llegar al cliente frescos y en buena calidad. El manejo delicado de los productos es de especial importancia en la industria alimentaria. Si se emplean sistemas robóticos, estos deben manejar los alimentos con sumo cuidado. Los robots de preparación calculan el punto de agarre óptimo del artículo antes de colocarlo cuidadosamente en la bolsa. Si el consumidor está satisfecho con la entrega, volverá a realizar pedidos del mismo comerciante alimentario. Si se entregan bolsas óptimamente empaquetadas, también se reduce la probabilidad de devolución.

El cambio en el comportamiento del consumidor proporciona otro enfoque: el concepto de red. Este concepto coloca todos los modelos empresariales en el centro de atención. Una red que combina los MFC con los grandes almacenes centrales (CFC) y las filiales tradicionales proporciona un alto nivel de flexibilidad en lo referente a las cantidades de órdenes y pedidos. En el proceso de compra se combinan las distintas posibilidades que ofrecen estos centros logísticos, como y cuando sea necesario. El consumidor decide hacer sus compras en la filial de la esquina o si le conviene más en línea.

Nuestro antiguo socio Woolworths es un ejemplo de mejores prácticas para este tipo de red de fulfillment. Esta red es la solución para superar los obstáculos de la última milla: reduce las entregas innecesarias y lejanas y optimiza los recorridos de entrega al consumidor. La red de centros logísticos del gigante de supermercados australiano está compuesta por las filiales y varios centros de fulfillment en línea de diferentes dimensiones. La empresa procesa los pedidos e-commerce en 4 MFC, CFC manuales y un CFC automatizado en Auburn.